Nos
encontramos a las puertas de unos meses de mucho trajín electoral: que si mira
lo que dice este, que si anda lo que propone aquel, discursos políticos de
todos los colores, pensamientos, creencias y gustos colándose por nuestras
televisiones, periódicos, radios y
nuestras redes sociales, y es entonces cuando me sorprendo al leer en
varias de las personas que sigo en Facebook:
"¡No quiero ni un solo sobre con publicidad y
papeletas electorales en mi buzón!
Ya las cogeré en el colegio electoral.
Ya las cogeré en el colegio electoral.
Sabiendo que
las elecciones costarán como mínimo 140 millones de euros, dos convocatorias
seguidas serán, al menos, 280 millones de euros.
Propongo que
todo aquel que esté de acuerdo lo difunda en sus redes sociales, a través del
correo electrónico, etc. A ver si se hace viral y se enteran los partidos.
Mejor
invertirlo en ayudar a familias; en sanidad abriendo quirófanos y plantas
cerradas de hospitales; en investigación...
Invertirlo en algo que SÍ merezca la pena y no en llenar nuestros buzones de papeletas que acabarán en la basura."
Invertirlo en algo que SÍ merezca la pena y no en llenar nuestros buzones de papeletas que acabarán en la basura."
Dejando a un
lado el indudable beneficio económico y ecológico que supondría que,
efectivamente, dejaran de enviar publicidad en papel a las viviendas como si se
tratase de un catálogo de una tienda de moda, poco o nulo efecto puede tener
esta publicación en la situación real del sistema, que funciona como un burro
con orejeras: “esto se ha hecho así
siempre, pues lo seguimos haciendo así”, y ¡ENGA PAPEL en la era digital!
Lo que me
llama la atención de este mensaje es que estemos usando una red social y poco o
nada se habla de lo que puede sucederte si, mediante internet entras en las
páginas web de los distintos partidos políticos.
Pongamos un
ejemplo, estoy en casa y me entra una duda, (o una enajenación mental
transitoria, llámalo cómo quieras), y decido que quiero leer todos los
programas políticos de todos los partidos políticos, o de alguno, o uno, o….,
¡perdón! Continúo con el hilo de la argumentación, decido acceder a alguna
página de algún partido político, para estudiarme su programa, hacer
comparaciones, y poder acceder a votar con algún criterio que no haya salido de
un programa de discusiones nocturnas o un hilo de Twitter.
Pues bien, con
la modificación de la Ley de Orgánica de Protección de datos, se produjo una
modificación en la Ley Electoral de forma que se introducía un nuevo artículo,
el 58. Bis que nos dice:
Artículo cincuenta y ocho bis. Utilización de
medios tecnológicos y datos personales en las actividades electorales.
1. La recopilación de datos personales
relativos a las opiniones políticas de las personas que lleven a cabo los
partidos políticos en el marco de sus actividades electorales se encontrará
amparada en el interés público únicamente cuando se ofrezcan garantías
adecuadas.
2. Los partidos políticos, coaliciones
y agrupaciones electorales podrán utilizar datos personales obtenidos en
páginas web y otras fuentes de acceso público para la realización de
actividades políticas durante el periodo electoral.
3. El envío de propaganda electoral
por medios electrónicos o sistemas de mensajería y la contratación de
propaganda electoral en redes sociales o medios equivalentes no tendrán la
consideración de actividad o comunicación comercial.
4. Las actividades divulgativas
anteriormente referidas identificarán de modo destacado su naturaleza
electoral.
5. Se facilitará al destinatario un
modo sencillo y gratuito de ejercicio del derecho de oposición.
¡Toma susto!
¿Qué quiere decir esto? Que no necesitan mi permiso para recoger mis datos. Y
puede que ahora mismo estés pensando que sería boba si facilitara mis datos,
pero lo malo es que esto no funciona así. Lo explico:
¿Os habéis
dado cuenta de que si buscáis un producto en internet a través del móvil, al
poco tiempo en las redes sociales todos los anuncios que te aparecen están
relacionados con ese producto? No es magia, es que les hemos facilitado nuestra
autorización para tratar nuestros datos, y a través del móvil, sin fijarnos, facilitamos
muchos datos.
Pensad,
cuando instalamos una App porque nos encanta hablar, (más bien escribir), con
la gente, enseñar fotos, o hacer vídeos graciosos, etc..nos piden permisos de
lo más variopinto: acceder a nuestros contactos, a las fotos, archivos…. Y si
no facilitamos estos contactos, no podemos usar la aplicación, y entonces ¿qué
hacemos? Permitir, permitir y permitir, y venga cookies y venga información
volando de un lado a otro, y venga intimidad a la porra, pero eso sí, estoy en
el mundo y puedo relacionarme con mi grupo de amigos. Es decir, es como los
cotillas de toda la vida que ponen la oreja en el bar para enterarse lo que le
dices a tu amigo, pero triplicado y escapando de nuestro control. En serio, no
nos informamos correctamente de lo que significa entrar en una página web, y
aceptamos sin más, damos permisos, pero no sabemos a qué, cosa que será objeto
de otro artículo, que si no, me lío, me lío.
Bien, la
normativa sobre protección de datos, establece que para tratar de los datos
personales de cualquier persona debe retomarse su autorización salvo en
determinados casos.
Así, por ejemplo, en caso
de que se haga una carrera popular a favor de cualquier causa sin ánimo de
lucro, a un corredor que se inscribe se le debe informar de qué datos
personales se están recabando, la finalidad del tratamiento de los datos y cómo
modificarlos o suspenderlos y contar con su autorización para recopilar tales
datos. (Igual esto está contado un poco por encima, por no aburrir).
Igualmente, si tienes un negocio, con tu página web y puedes interactuar con
los clientes, o decides recopilar los datos de clientes porque vas a enviar unas
felicitaciones navideñas…. Debes contar con la autorización de los clientes
para reunir y archivar estos datos e informar como anteriormente decía.
Sin embargo
existe alguna que otra excepción a esta obligación, entre ellas que sea de
interés público. Es decir, un padrón es interés público y por tanto no tiene
que recabar esta autorización, puede manejar tus datos, sin más.
Con la
reforma de la Ley Electoral, se ha investido de un interés público a la recopilación de
datos personales relativos a las opiniones políticas de las personas que lleven
a cabo los partidos políticos en el marco de sus actividades electorales.
Pero
retrocedamos unos años, cuándo no había internet, o al menos no se usaba tan
asiduamente como ahora ¿De dónde sacaban los datos para hacer llegar la
publicidad y las dichosas papeletas a nuestros domicilios? Muy fácil, del Censo
Electoral.
El Censo
Electoral, ese lugar en el que aparecemos todos, y si no apareces o tus datos
no son exactos, debes subsanar… o no votas. Todos los partidos políticos tienen
un acceso a este Censo Electoral, es más, la Oficina del Censo Electoral
entrega una copia de este censo a cada partido. Y desde ese momento comienza la
cadena de lo que ahora se llama mailing, y toda la vida se ha llamado, “¿Y para
qué mandan esto?”.
¿Podemos
hacer algo al respecto?
En relación
con internet, podemos dirigirnos directamente a la pestaña de “Aviso legal”, o
“más información”, y buscar la dirección que el propio partido facilita para el
tratamiento de los datos personales y solicitar la limitación o supresión de
los datos personales que nos atañen y puedan estar tratando. (Esto es
extensible a todos los lugares web o todas las entidades a las que hayamos
facilitado nuestros datos, que si no, luego te llaman las compañías telefónicas
a las horas de la siesta para ofrecer sus servicios y no sabemos de dónde han
sacado nuestros datos).
El segundo
supuesto, el Censo Electoral a priori podría parecer que es algo que se escapa
de nuestras manos. Pues bien, esto no es así, la Junta Electoral Central ha
tomado un Acuerdo (2/2019) al respecto y faculta a los ciudadanos para que
soliciten que sus datos no se incluyan en las copias del censo que se entregue
a estos partidos políticos. De esta forma estaremos oponiéndonos al envío de
esta propaganda electoral.
¿Qué hay que
hacer para oponerse al envío de esta propaganda? Sencillamente dirigirse a los
Ayuntamientos, Consulados o Delegaciones Provinciales del Censo Electoral antes
de la convocatoria de elecciones solicitando que sus datos no sean facilitados.
Está previsto que el Instituto Nacional de Estadística se encargue de la
gestión on line de estas solicitudes cuando se encuentre habilitado el trámite
en su Sede Electrónica.
Una vez que
se haya realizado esta solicitud, no se tendrá que renovar en cada convocatoria
de elecciones; hasta que se revoque, seguirá vigente la exclusión.
Bien,
utilicemos entonces las herramientas que tenemos a nuestro alcance, pero de
verdad, no aquellos mensajes pegados en nuestros muros que difícilmente leerán nuestros
políticos.
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