Marta Brox Huguet, Abogada.

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jueves, 20 de agosto de 2015

Los comienzos profesionales en esto de la abogacía

        Leo en la prensa que el día 8 de septiembre los Reyes acudirán al acto de inicio del año judicial, y esto, sin mucha racionalidad tampoco, me ha hecho pensar en aquellos que iniciarán su andadura profesional como abogados y me he puesto así como ñoña.

        No soy quien para dar consejos o para hacer pronósticos, de hecho suelo confundirme en mis predicciones con mucha habitualidad. Lo único que pretendo con este post es reflexionar sobre el comienzo de una carrera profesional, en este caso la de abogado que es la que conozco, e intentar desmitificar la idea de abogado que actualmente existe, y por ello escribo estas líneas:

        Mi querido compañero que empiezas:

        Habrás oído que los abogados no tenemos alma porque ya se la hemos vendido al diablo. No es cierto. Jamás abandones tu alma, jamás dejes de ver el lado humano de tus casos; sobre todo si te dedicas a temas que puedan resultar personales como la familia, sucesiones, incluso mercantiles pero en los que se vean implicados personas, porque el expediente se cierra, pero las personas continuarán su vida con una experiencia a sus espaldas que puede ser más positiva o menos mala si en tu intervención has actuado con buena fe.

        Tampoco te creas aquello de que los abogados trabajamos sólo por dinero. Mira los del Turno de Oficio, abogados a los que se les exige una experiencia y formación específicas y que a veces no cubren siquiera el gasto de la gasolina en la atención al detenido. Y los particulares no vamos mucho mejor (algunos muchísimo mejor, pero no te hablo de ellos). Hace tiempo un amigo fisioterapeuta me decía que la diferencia de su actuación profesional  y la nuestra es que nosotros trabajábamos para conseguir una parte de la indemnización en concepto de honorarios y ellos hacían que mejorara su cuerpo. Yo le contesté que el fisioterapeuta también cobraba y precisamente para pagarle a él, entre otras cosas, había que conseguir la indemnización, puesto que de lo contrario mucha gente no podría acudir a él, pero además, no podría adaptar su vivienda a su nueva situación, o no podría arreglar su vehículo para volver a trabajar….

        Dicho esto, me callé en mi contestación la cantidad de veces que no cobramos, (ve haciéndote a la idea, mi nuevo compañero de que esto sucede), no cobramos porque no queremos cobrar, porque sabemos que la situación del que viene es mala; o cobrarás poco, o a plazos eternos que no te sacan de un apuro, pero tendrás otra sensación que compensa esa falta de pago, la de que has ayudado; tal vez te suene a tontería, pero te puedo asegurar que es uno de las grandes satisfacciones que te puede dar la vida, y crea adicción.

       También me callé la cantidad de veces que hemos sido el hombro donde han llorado los clientes. En mi despacho tengo una jarra de agua de esas que se calientan en un minuto e infusiones relajantes, porque quienes vienen a vernos, siempre tienen una pena, y muchos se confiesan contigo, y haces de abogado, de cura, de psicólogo, de amigo…. Eso no te lo enseñan en la carrera.

       Omití que he visto (y vas a ver), situaciones muy crudas, y lo que es peor, no vas a verlas en la pantalla del televisor, no, vas a ser uno de los personajes más activos de la historia porque te pedirán que la resuelvas, y no podrás ponerte a llorar, o parecer perdido, con tu aplomo te lo tendrás que tragar y tener la suficiente mente fría como para poder pensar. Pasé cinco años en el Servicio de Orientación Jurídica de Menores del ICAM, y entonces Verónica, (la preciosa y perfecta secretaria que el ICAM tenía allí asignada) y yo pasamos muchos momentos duros, oímos historias impresionantes, tuvimos que cerrar la puerta del despacho en alguna ocasión para llorar de impotencia, incluso alguna vez lo que me apretaba en el estómago era tan fuerte, que he tenido que vomitar. Y tras pasar por ahí, pensé que lo había visto todo, que me había curtido, Pues no, hace un par de años, un 22 de diciembre, acudí a lo que se pretendía una vista normal con menores, mas nada vaticinaba que se iba a convertir en uno de los peores momentos de mi  vida profesional. No lo voy a describir, si bien me permitiré trasladar a esta historia la reflexión que mi compañero, abogado contrario, me susurró entre dientes en mitad de la desagradable situación “Esto no está pagado”, a lo que le contesté que no todo tenía precio. Y es que no es lo mismo reclamar una cantidad en las prácticas de la Facultad que tratar posteriormente con personas y con sus circunstancias. Sólo diré que en aquella ocasión también el dolor en la boca del estómago resultó demasiado fuerte.

        Pero nunca olvides que con todo, esta que has elegido es una profesión preciosa, que vas a vivir con ella las mejores cosas que te puedan ocurrir, que recibir una resolución en la que te den la razón tras un trabajo duro es de las mejores sensaciones que tendrás; que vas a conocer a infinidad de personas interesantes, con vidas distintas que te aportarán algo a tu vida, lecciones, experiencias y distintos puntos de vista, que nunca olvidarás. Te sentirás feliz cuando puedas desahogar a algún cliente, cuando se abracen a ti llorando de felicidad, que también los hay, cuando sonrían al darles la solución. Aprenderás que la misma cosa tiene distintos puntos de vista y por tanto varias interpretaciones.

         Te recomiendo que conozcas a tus compañeros, los contrarios pueden convertirse en amigos y siempre estarán dispuestos a que les consultes; nunca desprecies a un contrario, puede que en un pleito no haya podido contigo pero en otro... te deje con la boca abierta. Comparte cuanto puedas con distintos abogados, somos un gremio muy curioso. Esa imagen de abogado serio y aburrido también es un estereotipo, solemos ser soñadores e ingeniosos, de verdad, rasca y poco y verás, el que más y el que menos, escribe, o es músico, o dibuja, o actúa, tenemos grandes artistas en el gremio.

        Recuerda que nadie nace aprendido, que pese a estar en la Facultad, saldrás y comenzarás a dar palos de ciego, todos lo hemos hecho, pero con trabajo se supera. Yo recuerdo mi primer juicio. Era un juicio de faltas en el que un coche se había marchado de una gasolinera sin pagar, y nosotros teníamos probado documentalmente la venta del vehículo. Sólo tenía que presentar ese documento, y mi jefa me dijo: "Vas, lo presentas y te vuelves, fácil". Ya, sí, jaja. Aquel "Letrada presente el documento en el momento procesal oportuno" que me dedicó el Juez, nunca se me olvidará, ¿que lo presentara en el qué?. Si me hubiera dicho "bli bli blablaba" me habría quedado con la misma cara. De modo que, ante mi incultura procesal, decidí que cada vez que el Juez me diera la palabra le diría que tenía ese papel. El Fiscal y el Juez se miraban sonriendo, y de repente dice el Juez aquello que me sonó a música celestial: "Letrada, sus pruebas" y leo en los labios del  Fiscal desde enfrente: "Ahora, ahora", animándome con las manos. Cuando salimos del Juzgado me dijo la cliente: "¿No te lo querían coger?" y yo contesté: "Pero yo he insistido hasta que lo han hecho", mientras por dentro me ponía roja de vergüenza. Y la vergüenza tendrás que dejarla de lado. Tras la experiencia de mi primer juicio una compañera me recomendó que al comenzar los juicios dijera: "Disculpen si cometo errores procesales, pero es mi primer juicio.". Como pude comprobar que aquella frase funcionaba y levantaban la mano ante mis pequeñas equivocaciones hasta los abogados contrarios, aprovechando mi aspecto entonces infantil, decidí que lo emplearía de forma habitual, aun cuando ya no era necesario. La felicidad acabó cuando un compañero desde enfrente me hizo disimuladamente un gesto de "caradura" mientras me sonreía desde enfrente. Al salir de Sala le pregunté porqué aquel gesto y me dijo, "Compañera, que es la segunda vez que coincidimos y la otra vez fue como hace un año.". Dejé de usar la fórmula claro.


        No temas estudiar y trabajar duramente, será recompensado; adquiere experiencia de todo el que esté dispuesto a ofrecerte sus conocimientos y vivencias, absorbe, escucha, se paciente, y sobre todo, pon corazón y alma en todo lo que hagas, esa que algunos dicen que no tenemos. 

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