Marta Brox Huguet, Abogada.

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lunes, 17 de agosto de 2015

Mis compañeros los Procuradores.

        En muchas ocasiones me preguntan los clientes quién es y qué hace esa persona que le cobra una provisión de fondos y se sienta junto a mí en el acto del juicio y que se llama procurador....

    Según el Estatuto General de los Procuradores de los Tribunales, los Procuradores de los Tribunales son quienes, válidamente incorporados a un Colegio, se encargan de la representación de sus poderdantes ante los Juzgados y Tribunales de cualquier orden jurisdiccional y se encargan del fiel cumplimiento de aquellas funciones o de la prestación de aquellos servicios que, como cooperadores de la Administración de Justicia, les encomienden las leyes, y según se dispone en la Ley Orgánica del Poder Judicial, un Procurador es quien representa a las partes en un proceso.

        Ciertamente, y en la práctica, eso es un procurador, una persona licenciada en Derecho, que representa a las partes en el proceso recibiendo comunicaciones y presentando escritos en su nombre, y pudiendo firmar ciertos acuerdos de encontrarse apoderado adecuadamente.

        Sin embargo, en este mi primer día de trabajo tras las vacaciones, quiero permitirme el placer de explicar exactamente qué es para mí un procurador, y quizá no resulte muy objetiva, puesto que en el desarrollo de mi vida profesional, he tenido la suerte de coincidir con muy buenos Procuradores, si bien, con algunos de ellos he tenido una amistad más allá de la estricta profesión, y es que me han salvado en numerosas ocasiones, y les he vuelto locos con mis escritos presentados justo al final del plazo, como mis eternas preguntas, con mis dudas sobre la tramitación exacta de un procedimiento, y entonces, cuando están tanto a tu lado, entran en tu vida, forman parte de tu día a día.

       Un compañero definía de una forma bastante grotesca a los Procuradores como esos "mensajeros privilegiados", definición que me parece absolutamente desacertada y desafortunada e incluso existe cierta controversia sobre si la figura del Procurador debería desaparecer o no, yo sinceramente creo que no debería desaparecer, simplemente por su propia necesidad; al igual que debe existir un abogado que dirija un procedimiento y realice los escritos, es necesario que un Procurador esté pendiente de la tramitación del procedimiento, que se mueva por los Juzgados y que, incluso, como me ha sucedido en múltiples ocasiones, apoye al abogado con su experiencia. 

         Todavía recuerdo mi primer juicio civil, cuando dudé a la hora de recurrir y Carmelo Olmos me dijo en bajito "recurre" y cómo me guiñó el ojo cuando lo hice tranquilizando mi sensación de novata; o a Ludovico Moreno, cuando me salvó con aquella subasta voluntaria que tenía atascada; o a Elena López Macías en todas las ocasiones que ha contado plazos conmigo; o a Alejandra Freire cuando realicé aquella consignación de miles de euros; o a Juan Manuel Mansilla, cuando en el comienzo de mi ejercicio me enseñó ha realizar una ejecución de Sentencia; o a Nuria Sanchez Samaniego cuando contesto alguna alegación en juicio y la oigo bajito diciéndome "¡Hombre claro!".

     Porque además, los Procuradores son mis compañeros, tantas veces les he pedido que hablaran los con los funcionarios para conseguir imposibles, o esa costumbre tonta que tenemos los abogados de hacerlo todo a última hora y llamar diciendo "¡Que me vence hoy, pero te lo mando en un ratito!", y ellos saben que no, que no lo vas a mandar en un ratito, que les va a tocar correr. Los Procuradores son esos compañeros que saben estar a tu lado tras un mal juicio, son los compañeros que te pueden aportar otro punto de vista sobre el procedimiento, son quienes te notifican una mala sentencia tristes y una buena sentencia felicitándote. Incluso tengo la suerte de conocer Procuradores que me envían información sobre las novedades legislativas, ya resumida y con cuadros, que son fantásticos para el estudio, sobre todo ahora que la avalancha legislativa te hace estudiar a toda máquina.

        Sinceramente creo que sin la figura del Procurador mucho de mi trabajo no saldría adelante, no sería capaz de estar en el Juzgado presentando escritos, recibiendo notificaciones, pendiente de la tramitación, haciendo gestiones con los funcionarios, y al tiempo estar realizando el trabajo de abogada en el despacho, de verdad, no me veo con esa capacidad, y por ello creo que la figura del Procurador es absolutamente necesaria.

         Y además, son mis compañeros.

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