Marta Brox Huguet, Abogada.

CONTACTAR CONMIGO

ENVÍAME UN CORREO: martabroxhuguet@icam.es

LLÁMAME: 91 859 50 96

viernes, 10 de abril de 2015

LA DIFICULTAD DE LA PRUEBA

Cuando se acude a un juicio una de las cuestiones claves, aunque no la única, es la prueba.
A los abogados nos suele traer de cabeza la manera de acreditar los hechos, ya que en el Juzgado hay que mostrar todo de manera clara para que al Juzgador no le quepa la menor duda de que los hechos se han producido y cómo se han producido.
Por ello es importante, en caso de amenazas e insultos contar con algún testigo, que por desgracia no siempre existe o quiere acudir al juzgado.
Existe la posibilidad, por tenerlo así declarado la Jurisprudencia, de que la declaración coherente, clara y mantenida en el tiempo de la víctima pueda tener valor probatorio, si bien nunca hemos de olvidar que es el Juez quien debe valorar la prueba y decidir si hay indicios que prueben lo sucedido, o si están suficientemente acreditados los hechos. La valoración de la prueba corresponde exclusivamente al Juzgador que está presente en el acto el juicio.
Siguiendo con las anécdotas os contaré el pleito en el que entramos mi cliente y yo pensando que sería difícil probar los hechos y lo que ocurrió a continuación.
Se trataba de una denuncia interpuesta por un joven de unos 30 años que cuando entraba en el ascensor de su casa y se encontraba con su vecino de setenta y muchos años, tenía que soportar que le dijera "¡maricón!". Le decía eso y se callaba.
Al principio mi cliente pensó que era una persona mayor y no le dio más importancia, pero con el paso del tiempo se hizo insoportable, máxime cuando le empezó a seguir por el pasillo y las escaleras del portal diciéndoselo.
Interpuesta la denuncia nos señalaron el juicio y, como decía antes, llegamos preocupados puesto que no teníamos testigos de los hechos, cuando había gente delante, no se lo decía.
Dada la palabra a mi cliente, explicó lo que ocurría, mientras el denunciado permanecía muy serio. El Juez dio la palabra al denunciado y le preguntó "¿usted ha llamado a su vecino "maricón"? y el denunciado contestó: "Sí Señor", el Juez perplejo le preguntó: "¿Y por qué hace usted eso hombre?" preguntó el Juez a lo que el señor contestó con gran aplomo "Porque es un maricón", el Juez insistió: "¿tenía usted intención de insultar a su vecino?" y el denunciado ya un poco más alto dijo: "que sí hombre, por maricón."
Y ante el asombro de todos los presentes el hombre se sentó tan tranquilo, como si fuera todo muy normal. Por supuesto el Juez condenó al denunciado, que pagó la multa y puedo intuir que al hombre le dolió el bolsillo porque nunca lo volvió a hacer.
Ahora bien, yo no tengo la sensación de haber trabajado en ese juicio, porque casi ni llegué a hablar....

No hay comentarios:

Publicar un comentario